IN EXTENSO/CULTURA/PAN Bolivia (Por: Gerardo Ichuta I.).-Las diferentes civilizaciones andinas que se sucedieron por miles de años, pusieron mucha atención en el tema del vestuario. Fibras de camélidos, fueron esencialmente los más utilizados. También se apeló a la utilización de metales preciosos que adornaron los ropajes finos; sin embargo, el uso de plumas fue realmente un reto a la hora de ornamentar el vestuario que generalmente se lucía en momentos rituales y eran destinados a la realeza.
Debido a la extrema humedad del altiplano y los valles andinos, este tipo de manufacturas se desintegró con el paso del tiempo por lo que hoy, no se pueden encontrar en las excavaciones de restos arqueológicos de estas áreas. En la costa del Pacífico, el clima seco y el suelo arenoso, preservaron piezas como uncus (túnicas) tapizados con plumas de aves exóticas formando intrincadas grecas y figuras zoomorfas. Otra faceta de este arte, lo constituyó la elaboración de tocados para las autoridades de la época precolombina. Llautus, así se llamaban dichos adornos y el del Inca era muy llamativo.
El detalle y la excelencia artística usando plumas
Quizá como herencia del arte precolombino quedó la elaboración de las chakanas, para las tropas de sikuris y lichiwayos. Se trata de tabillas de madera unidas con cuerdas y forradas con plumas que dan como resultado un friso con dibujos muy interesantes en los que generalmente se observa leones y es flexible por lo que los músicos lo llevan sobre uno de sus hombros. De igual manera están trabajados los tocados de los músicos de la danza quena quena espejllani y el llaytu de la danza quena quena del altiplano que consiste en un arco multicolor sobre el sombrero de los músicos. Notable también, son los tocados de plumas de paraba de los danzantes de macheteros de San Ignacio de Moxos. Otro ejemplo digno de mencionar es el trabajo realizado para los tocados de las danzas mokolulu, kharwani y lakita pankarilla y se trata de ramajes con flores, las cuales antiguamente giraban con el viento como veletas multicolores.
Plumaje, variedad y diferencia
No todos los plumajes fueron idóneos para este tipo de arte. Se usaron tanto plumas de aves de tierras altas como de tierras bajas. Se usaron parámetros como ser el color, la textura y la longitud para elegir las más idóneas. Un número considerable de delicados plumones de suri de color blanco adornan los sombreros de los quena quena de la provincia Muñecas y también de los lakitas de Cumana. Del mismo modo, plumones teñidos de colores vivos adornan los tocados de los chunchos de Tarija.
De textura más rígida como la de los flamencos o pariwanas de color rojizo adornan como ramaje las cabezas de los músicos muchulis de los sikuris de la provincia Camacho. O como frondosos penachos en el llano wayli de la provincia Aroma. Al igual que las anteriores también las verdes de loro son usadas y estaban dispuestas, por ejemplo, de tal forma que forman una alfombra pequeña a la que llaman chojña y que adorna el quena quena pero en la provincia Camacho, la chojña es de tamaño descomunal y se asemeja a una cortina que cuelga sobre las espaldas de los músicos.
Si de longitud se trata, las plumas de suri o ñandú fueron ampliamente utilizadas de forma artísticamente desordenada en los sombreros de los ayarachis potosinos o colocadas en armazones que asemejan a gigantescas corolas que llevan en la cabeza los sikuris de La Paz y del arachi o sikura cochabambino. Mucho más largas, incluso llegan a medir “una vara” (medida de longitud antigua) son las de avestruz que hasta hace pocos años se importaban en gran cantidad para la danza de los morenos. Preservadas con sumo cuidado y extendidas artificialmente para que sean más frondosas se exhiben durante las fiestas patronales de Cohana y Cumana y se asemejan a gigantescos abanicos policromos.
El Arte de las plumas y la realidad de los tiempos actuales
Cabe mencionar que todo el arte plumario tradicional descrito anteriormente fue elaborado en su gran mayoría a lo largo del Siglo XX, forman parte de patrimonios familiares en las comunidades andinas y se van heredando de generación en generación. Aún existen artesanos que realizan este tipo de trabajos a pequeña escala y también el mantenimiento de piezas artísticas. Sin embargo, esto contrastaba con lo que sucedía en las entradas folclóricas urbanas con el uso indiscriminado y masivo de plumas en los disfraces, de aves que están en peligro de extinción. Por ejemplo, el uso de alas íntegras de flamencos en la danza de los tobas. Este antecedente y más el uso de partes de animales, derivó en la creación de una ley que prohíbe el uso de cualquier pieza correspondiente a animales silvestres. También hay que hacer notar que, en las entradas folclóricas, los disfraces se renuevan anualmente lo que prácticamente estaba acabando con la fauna silvestre. Hoy por hoy, se promueve y se desarrolla el uso de otros materiales que se asemejen a las plumas; materiales ecológicos e incluso reciclados para poder satisfacer la creciente demanda de disfraces folclóricos. LA PAZ/CAMINANTE-cultura/ panbolnoticias.com (gerard.ichu@gmail.com).
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