Mil felicitaciones de todas mis compañeras. ¿Qué más puedo decir?”, dice emocionada Josefina Ramos, mientras acomoda las verduras que pronto se mudarán a su nuevo puesto. Promete precios económicos y atención con cariño: “Les invito a todos a mis caseritas que vengan, de todo precio y bien barato”.
A pocos pasos, Inés Ticona recuerda el largo camino para llegar hasta aquí. “El anterior mercado lo ha estrenado mi mamá, debe ser hace más de 50 años. Hemos esperado mucho y hoy estamos felices. Yo vendo pollo y les invito a mis caseritos que vengan, vamos a dar rebajaditos y bien pesadito, no se van a quejar”, asegura sonriendo.
La emoción se repite en cada voz. Eli María Conde, vendedora de ropa desde hace casi 38 años, cuenta que empezó joven en este mercado. “He visto cómo era antes, y ahora que veo este mercado modelo tan lindo, estoy feliz y alegre. Gracias a nuestro Alcalde, que el Señor le bendiga”, dice mientras invita a vecinos y clientes a visitarla.
La memoria de la comunidad se despliega entre anécdotas. Agustina Aguilar, uno de los mayores del lugar, recuerda que el mercado de 1975 se levantó “sin ninguna garantía” en un terreno inestable. “Hemos pedido siempre un mercado digno. Ahora, por fin, tenemos uno fuerte y seguro”, comenta mientras invita a los vecinos a conocer el nuevo espacio.
Para Verónica Victoria Quispe, con 58 años de experiencia en el comercio, el estreno es más que un acto simbólico: es la oportunidad de dejar un legado. “Sufríamos con el alcantarillado roto, las calaminas volándose… Hoy agradezco que tengamos un mercado bonito y pido que sepamos cuidarlo. Tenemos que estar unidas, respetarnos entre compañeras y mantener la paz aquí adentro”, reflexiona.
Isabel Sabena de Fernández, frutera desde hace casi cuatro décadas, confiesa que en este mercado “se ha envejecido”. Hoy, dice, se siente rejuvenecida: “Estoy feliz, aunque aún no sabemos qué lugar nos va a tocar, pero ya conocer al alcalde ha sido bonito”.
La inauguración no solo representa un cambio de infraestructura, sino un nuevo comienzo para toda la comunidad. A partir de este domingo, las comerciantes comenzarán a vender en el mercado durante el periodo de prueba —la llamada “marcha blanca”— para verificar el funcionamiento de servicios como agua, electricidad y alcantarillado.
“Hoy mismo pueden trasladar sus cosas y mañana empezar a trabajar”, insistió el Alcalde Iván Arias al momento de cortar la cinta. “No hay que esperar tres meses. Hay que poner a prueba el mercado usándolo, para ver que todo funcione bien”.
Villa Armonía despide así las piedras de adobe, los techos bajos y los años de precariedad. Estrena piso firme, instalaciones seguras y un espacio que huele a futuro. Y mientras las caseritas invitan a sus clientes, se percibe que este mercado no es solo un lugar para vender: es el corazón renovado de un barrio que hoy se siente en fiesta. ¡BICENTENARIO DE LA REPUBLICA DE BOLIVIA! amun